Jugando ajedrez en la Amazonía
Sobrio y la vez sofisticado el viejo juego del ajedrez se ha
vuelto familiar para los estudiantes que asisten a la biblioteca CONAPAC. Retar
sus intrincaciones y posibilidades infinitas es ahora parte de la diversión de
los niños y jóvenes de estas comunidades amazónicas. Poco a poco el atractivo
enigma del milenario juego se convierte en algo cotidiano y disfrutable. Prever
las futuras consecuencias de cada uno de nuestros movimientos desafía a cada
paso nuestra capacidad de análisis, como nos sucede al movernos en la vida
misma.
Ajedrez (II)
Tenue rey,
sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre
directa y peón ladino
Sobre lo
negro y blanco del camino
Buscan y
libran su batalla armada.
No saben que
la mano señalada
Del jugador
gobierna su destino,
No saben que
un rigor adamantino
Sujeta su
albedrío y su jornada.
También el
jugador es prisionero
(La
sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras
noches y de blancos días.
Dios mueve
al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios
detrás de Dios la trama empieza
De polvo y
tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis
Borges.
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